24 de noviembre
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Escalona le hizo un canto, y Belisario a él, un homenaje

Rafael Escalona el más insigne compositor de la música vallenata, logró en 1965 una gran proeza para el folclor, mientras Pedro Castro Monsalvo, criticaba lo que sería el primer peldaño para sacar de los viejos patios de la región y de salones cerrados, el vallenato; en Bogotá el Presidente Guillermo León Valencia le abría las puertas del palacio de San Carlos a su majestad el acordeón, invitando a Rafael Escalona para rendirle tributo a nuestra música a través de sus cantos. Pese a las críticas de algunos y a los aplausos de otros, se dio el primer paso, y al día siguiente se hablaba de la fiesta en Palacio con el acordeón de Colacho Mendoza y  la garra de Águila que el presidente le obsequió al compositor de Patillal.

Dos décadas después se repetiría la hazaña, como muestra de gratitud de un presidente para -según mi pensar- el hombre más grande que el Valle ha tenido.

Esta vez el país político engalanó uno de los salones del Palacio de Nariño, para estar presente en el homenaje que rindió el presidente Belisario Betancour al maestro Rafael Escalona. Belisario al igual que el expresidente Valencia, y con más razón, se atrevió a pasear el vallenato por los salones de palacio, recordando esa noche, la razón que lo motivó a cumplir la promesa que un día se hizo.

Buscando a Escalona

 El avión llegó temprano/bajo un cielo claro azul/trajo a Fabito Lozano/y a Belisario Betancur

En una de esas pérdidas célebres  de Escalona, cuando se iba  de correría con sus amigos, para La Paz, Manaure, El Plan o cualquier pueblo de La Provincia; llegaron a Valledupar dos ilustres personajes con ganas de parrandear con el joven compositor,  para conocer de viva voz, la historia de sus cantos. Fue imposible encontrarlo. Pese a que cada media hora se le hacía un llamado por una emisora local; a los visitantes  les tocó partir muy decepcionados por no poder verse con Rafa Escalona.

Te buscan por todas partes/eso me decía la gente/dos tipos tan importantes/que pueden ser presidentes/el uno es muy liberal/ el otro es godo decente

Cuando apareció tres días después, le tocó aguantar  tremendo reclamo de sus amigos José Guillermo ‘Pepe’ Castro, Crispín Villazón, Jorge Dangond, y Clemente Quintero,  por ‘no dejarse ver’ de Fabito Lozano Simonelli y Belisario Betancour, que hicieron ese viaje tan largo y los dejó como la novia de Barrancas. Del remordimiento que sintió por el desaire involuntario a los visitantes, surgió una bella canción que inicialmente tituló ‘Canto a Fabito’, el nombre fue cambiado luego por ‘Dos tipos importantes’ y por último se quedó ‘El godo decente’ por sugerencia de Jaime Molina;  el único que hacía que Escalona cambiará hasta la rabia por risa.

Ese impase mortificó mucho a Rafael, ya que siempre fue un tipo atento  y hospitalario como buen vallenato, de ahí que buscó la forma de concertar una cita, esta vez  en Bogotá, y a modo de desagravio les cantó la canción que les encantó a sus amigos que  ya no estaban ni triste, ni resentidos.

Yo quiero pegar un grito/me parece necesario/para gritarle a Fabito/que vuelva con Belisario

La gratitud presente

Muchos años después, cuando Belisario llegó a la presidencia y ya Fabio Lozano había partido de este mundo; Betancur no olvidó lo que una vez se dijo que haría,  si ese vaticinio de Escalona  se cumplía en su vida. Escogió  un comienzo de año de 1985, para demostrarle toda su gratitud a Escalona con el más bello homenaje a un vallenato. En  El Salón de los Gobelinos se llevó a cabo el evento, donde el compositor fue condecorado acompañado  de su amigo el expresidente Alfonso López, La niña Cecy, la clase política colombiana,  y una gran comitiva vallenata. La parranda que fue como el desquite de Belisario por esa noche escogida que no se pudo, se prolongó hasta muy tarde, en medio de cantos y anécdotas.

Pero ahí no terminó la cosa, ‘el hijo de Patillal’ pidió  al presidente hablar primero rompiendo el protocolo, para luego lucirse improvisando inicialmente con un discurso de gratitud, por esa deferencia hacia él, donde Betancourt ponderó  la parte  humana y artística “del trovador desmesurado y cordial que es Rafael Escalona Martínez, el Maestro». Luego culminó con su gran estocada, hablando  sobre esa paz tan necesaria desde entonces en el país, y  por lo que el presidente se la jugaba en esos momentos.

Con el pasar de los años, siempre que compartían en  una tertulia,   Belisario le recordaba a Escalona, “no olvide Rafael que usted fue de las primeras personas que me metió en la cabeza que yo podría ser presidente de Colombia”.  Escalona con mucha modestia le respondía: “Oiga presidente, ya su destino estaba marcado desde que usted llegó con Fabito a buscarme a Valledupar”.

tarynescalona@gmail.com

@tarynescalona

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