28 de noviembre
Entretenimiento

Adriana Lima dice adiós a Victoria’s Secret, harta de la dictadura de la perfección

Hace un año que se veía venir. Una de las ángeles más famosas de Victoria’s Secret, la modelo brasileña Adriana Lima, estaba sufriendo una revolución interior. La primera señal fue la publicación de un mensaje en su cuenta de Instagram que era toda una declaración de intenciones. La top, de 37 años, y que llevaba desde 1999 desfilando para la firma de lencería, contaba el pasado diciembre que había recibido una oferta para «filmar un vídeo sexy» con el fin de publicarlo y compartirlo en las redes sociales. Pero esta vez dijo no. «No volveré a quitarme la ropa por una causa vacía», sentenció. El jueves la revolución interior de Lima culminó con su anuncio de que no volverá a desfilar para la firma lencera que la ha encumbrado como una de las grandes. Un tramo del desfile se convirtió en homenaje a esta modelo, que ha contribuido con su presencia a hacer aún más grande este evento, que va más allá de la moda y que mueve muchos millones de espectadores y de negocio.

Lima no ha hablado todavía de su adiós pero hace meses confensó que algo en ella estaba cambiando. «Aunque he hecho muchas cosas de este tipo, algo cambió en mí cuando una amiga se me acercó para decirme que no estaba contenta con su cuerpo y me hizo pensar». Lima ha admitido que todos los días se levanta preocupada por su aspecto, pensando en cómo se ve y en si dicho aspecto resultará aceptable en su trabajo. «En ese momento me di cuenta de que la mayoría de las mujeres probablemente se despierten todas las mañanas tratando de encajar en un estereotipo que la sociedad, los medios de comunicación y la moda imponen», continúa la modelo, que pensó que «no es forma de vivir» y que no es «física y mentalmente saludable». «Así que decidí hacer ese cambio, no volveré a quitarme la ropa por una causa vacía», concluye.

Adriana Lima, considerada como «la modelo más sexy del planeta» según la enciclopedia de la moda models.com, es la cuarta mejor pagada según el último ranking de la revista Forbes.

Lima ha confesado en más de una ocasión que su trabajo como modelo le hace tener una fuerte presión sobre su físico, lo que le ha llevado a pensar que las mujeres se ven obligadas a soportar demasiado peso. «Estoy cansada de las imposiciones, nosotras, como mujeres, no deberíamos continuar viviendo en un mundo con tales valores superficiales. No es justo para nosotras, y más allá de la justicia, es insano física y mentalmente cómo la sociedad nos impone cómo debemos ser, cómo debemos comportarnos, cómo debemos estar físicamente… Quiero cambiarlo, en nombre de mi abuela, de mi madre y de todas mis antecesoras que hayan sido etiquetadas, presionadas e incomprendidas», ha desvelado. «Yo haré ese cambio y comenzaré por mí. Me niego a seguir. Estoy cerca de ti, a tu lado. Vamos a cambiar el mundo». Ahora acaba de cumplir su promesa bajándose para siempre de la pasarela que es el sinónimo del culto al cuerpo, de la dictadura de las medidas perfectas.

Nunca ha sido Adriana Lima una modelo al uso. Ella, al contrario que otras de sus colegas de profesión, ha hablado de la cara oculta de la pasarela. Siempre ha querido que la gente entendiera que trabajan «tan duro como cualquier otra persona» y que el mundo dejara de pensar que «la vida de las modelos es fácil». En su perfil de Instagran —donde acumula 11,8 millones de seguidores—, Lima cuenta cosas como que al acabar una sesión de fotos en Nueva York fue a coger un avión para regresar a su casa y ver a sus dos hijas. «Mi vuelo se ha retrasado como tres horas, me he levantado en Miami a las dos de la mañana y solo puedo decir que estoy feliz de estar en casa». «Hoy he tenido una jornada de trabajo de 10 horas, haciendo una sesión de fotos con un catarro muy fuerte, sin parar de toser y con un dolor de cabeza horrible», escribe también Lima. «Y quería compartir con vosotros la cara oculta de una modelo que trabajó duro y deciros que no soy la única que se esfuerza tanto».

Fue también una de las primeras famosas que siguieron la iniciativa de posar con la cara lavada y sin filtros en sus redes sociales para enseñar cómo son en realidad sus caras sin maquillaje ni Photoshop y reivindicar la belleza natural. A ella la siguieron desde Gigi Hadid, hasta Megan Fox pasando por Jennifer Aniston, Sofía Vergara o Cameron Díaz. Ahora es una práctica común. Tanto que en el desfile del jueves todos los ángeles se dejaron fotografiar sin artificios.

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