26 de noviembre
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Así es el turismo por la paz que ofrecen excombatientes de Farc en Cesar

Caía una tormenta y la lluvia y el viento amenazaban con levantar los cambuches. Debía ser la una de la madrugada y la única luz que se veía era la de una lámpara de ACPM que tenía un excombatiente de Farc que estaba acostado en una hamaca en el centro del campamento. Los turistas extranjeros (dos belgas y un francés) estaban en sus caletas, despiertos, alistándose para dormir. Estaban en medio de la selva en un punto entre La Paz y Manaure, Cesar, adonde habían llegado para conocer cómo se está dando el proceso de reincorporación de las Farc.

“Es curioso -dice Lucas-, el hombre de la lámpara, antes los extranjeros debían cuidarse de nosotros, ahora que estamos en paz, somos nosotros los que los cuidamos a ellos”.

Lucas es Germán Gómez en la vida civil, y es el representante legal de Tierra Grata Ecotours, una agencia de viajes conformada por 20 excombatientes de Farc en el Cesar. El proyecto productivo tiene personería jurídica, está legalmente constituido, puede emitir facturas, como cualquier empresa formal, y posee registro nacional de turismo expedido por el Ministerio de Industria y Turismo de Colombia.

En el municipio de Manaure, uno de los municipios más turísticos del Cesar, aparece Tierra Grata Ecotours en los mapas y folletos formales de la Alcaldía, como un operador más que ofrece atractivos turísticos. Aunque no llevan mucho tiempo funcionando de manera formal, ya han recibido turistas suecos, suizos, belgas, australianos, franceses, holandeses y hasta colombianos. Muchos llegan por curiosidad y por vivir una experiencia extrema y otros como investigadores, estudiantes y periodistas, llegan por intereses particulares, como fue el caso de la visita de los jóvenes que pasaron la noche de tormenta.

La llegada

Dos mujeres belgas, Eva Seker, Maelle Rey, y el francés, Edouard Germain, llegaron a Valledupar el viernes 7 de septiembre en un vuelo desde Bogotá. Con sus mochilas al hombro tomaron un taxi expreso hasta La Paz, a solo 30 minutos. De ahí salieron por la vía a Manaure y unos kilómetros después cruzaron a la derecha con destino a la vereda San José de Oriente, donde está el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR, en el que viven los excombatientes de Farc en el Cesar.

La carretera está pavimentada hasta la entrada del ETCR, pero los 800 o 900 metros que hay entre la vía principal y el lugar son de trocha y en un cañón en el que no cualquier carro puede pasar. Generalmente solo llegan allí 4×4 o la gente entra caminando. Primero un descenso y luego una loma empinada que cuando llueve se convierte en un lodazal. Este es uno de los principales retos que tiene el proyecto y el ETCR, mejorar la vía de acceso principal.

A penas llegaron los turistas (el taxi pudo subirlos) fueron recibidos por sus anfitriones principales, Germán Gómez (Lucas) y Sandra Patricia Gaviria (Cecilia, en Farc). Cecilia tomó la palabra y les explicó que su plan, de 125.000 pesos el día, tenía incluidas todas las comidas y bebidas no alcohólicas, un recorrido básico para conocer el ETCR; una ruta por algunos proyectos productivos que están dentro del espacio, como la panadería y la sastrería, y una caminata por un sendero conocido como el de la paz, que incluirá almuerzo y baño en el río Manaure.

Los jóvenes turistas resultaron ser estudiantes de maestría del Instituto de Altos Estudios de comunicación social de Bélgica, el IHECS, por sus siglas en francés, quienes decidieron hacer su tesis sobre el proceso de reincorporación de las Farc a la vida civil, y les pareció una gran oportunidad poder vivir la experiencia.

“Uno puede leer mucho sobre el proceso de paz en Colombia y documentarse, pero no es comparable con el nivel de conocimiento que se puede tener desde aquí; hoy tenemos una idea, así sea muy pequeñita, pero más vivencial de cómo se está dando la reincorporación de las Farc a la vida civil”, dijo Edouard Germain, a personal de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, que cuenta con un equipo local de verificación en este espacio territorial.

En la tarde, los estudiantes visitaron varios proyectos productivos, hicieron fotos, videos y entrevistas dentro y fuera del ETCR. Visitaron una granja avícola que tienen los excombatientes y que produce 2.000 huevos diarios; una finca donde tienen un proyecto de ganadería asociativa y un platanal que tiene cuatro hectáreas y ocho meses de sembrado y que recientemente está siendo apoyado por la misión con un sistema de riego, semillas y abono.

La hora cultural

“Quiero en vez de un fusil en mis manos llevar una flor”, canta Julián Conrado, un mítico cantante de las Farc. Tiene la guitarra en su mano hace una hora y recrea lo que en las Farc denominaban la hora cultural, un tiempo de esparcimiento nocturno cuando estaban alejados del enemigo.

Conrado canta y habla, explica, cuenta historias de la guerra y de la paz. El público aplaude, se conmueve, parece fascinado de estar en un concierto en un campamento de las Farc en el que se prepararan para pasar la noche.

Esto ocurrió en el campamento, que está a unos 500 metros del ETCR. “Nosotros queremos que el turista sepa en detalle cómo era un día de un guerrillero, cómo vivíamos nosotros, cuáles eran nuestras rutinas en la confrontación y cómo vivimos ahora que estamos en paz”, explica Cecilia.

En la noche fue la tormenta, que por fortuna no se llevó ningún cambuche. A la una de la madrugada ya estaba todo el campamento en silencio. Eva, la turista belga, dice que, dormir ahí, ha resultado más cómodo que cualquier otra experiencia de camping de su vida. Y la lluvia, por fortuna, no hizo ningún estrago. Los cambuches fueron construidos con recursos y asesoría del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. La Misión de Verificación de las Naciones Unidas, por su parte, ha acompañado el proceso desde la formulación del proyecto y ha acompañado algunas visitas de turistas, estudiantes y académicos.

El último día de los turistas fue para el senderismo, en lo que Farc llama La ruta por la paz, que es un camino de trocha que se recorre en unas dos horas y en el que van contando, paso a paso, cómo llegaron a este proceso que puso punto final a 53 años de guerra.

“A algunas personas les puede parecer mal que nosotros hagamos turismo en caletas como en las que vivíamos en la selva, pero yo les digo a todos ellos, la historia hay que conocerla, no podemos perder la memoria porque no queremos que esta guerra se repita”, dice Cecilia en medio del recorrido.

El sendero los llevó a la finca Borja, donde Katia cocinó un sancocho y los jóvenes estudiantes siguieron haciendo fotos, videos y entrevistas. En la tarde, luego de una hora más de caminata finalizó el recorrido en el río Manaure donde todos, Farc, turistas y gente de la comunidad disfrutaron de un baño frío.

Cómo este plan, han sido muchos los que han realizado las Farc en este y otros 11 ETCR del país, donde también hay emprendimientos de turismo muy similares. Cada uno se adecua y se une a las condiciones y atractivos de la región. En Manaure, por ejemplo, los turistas pueden comprar planes de avistamiento de aves y de vuelos en parapente, en la Serranía del Perijá y visitas guiadas por lugares que, hasta hace algunos años, antes de la firma de la paz, eran de alto riesgo y casi imposibles de visitar.

Por: Jorge Quintero, Oficial de Información Pública, Regional Valledupar. Misión de Verificación de la ONU en Colombia.

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