22 de noviembre
Opinión

Aumenta el miedo, aminora el crecimiento social

Por: Cristian Torres
@CristianCTorres

Realmente en la capital del Cesar se respira miedo e intranquilidad, en lo corrido de este año 52 personas han sido asesinadas en Valledupar, muchas de ellas en medio de los atracos que ya son ‘pan’ de cada día en esta ciudad, la escalofriante cifra, sumada a la zozobra generalizada de la sociedad, representa el temor y la presión mental con que convivimos a diario quienes hacemos parte de esta comunidad.

No solo son los hurtos los que nos atemorizan; las incautaciones de la Policía revelan otra triste realidad y es la venta de alucinógenos cerca de los colegios. Las Instituciones educativas Nelson Mandela, Consuelo Araujo Noguera, Técnico La Esperanza, Villa Yaneth, José Eugenio Martínez y Bello Horizonte entre otras, fueron priorizadas como las más vulnerables con base en un estudio realizado por Vicepresidencia de la República en articulación con las demás entidades. Sin embargo, el fenómeno sigue campante, en medio de los escenarios donde precisamente se están formando niños y jóvenes como la sociedad del futuro.

Lo anterior, ciertamente representa un estancamiento y retroceso social, es claro que la problemática es general, se vive en todo el país; pero ello, no es la razón para escudarse, o simplemente no propender por brindar las garantías mínimas de crecimiento y desarrollo; lo que se percibe, es muy diferente de lo que se muestra como resultados estatales, resulta muy difícil para todos creer que estamos avanzando cuando el miedo es latente y constante, nos cohibimos como ciudadanos de realizar y hacer acciones que deberían estar garantizadas, hacer deporte al aire libre y/o sencillamente una inversión comercial; es normal escuchar a padres de familia que se abstienen de comprar un buen bolso o zapatos de calidad por el temor de que estos representen un peligro para la vida de sus hijos.

Hay cosas que duelen por el prójimo, pero igualmente las enfermedades hay que combatirlas, y aquí están identificadas, el flagelo se extiende por toda la ciudad, al punto que sectores emblemáticos como el Centro Histórico, en los alrededores de la plaza Alfonso López, los comerciantes han ido cerrando sus negocios, exigiendo al gobierno municipal acciones en coordinación con la Policía, que en conjunto tienen el deber de proteger a los ciudadanos.

Es función potísima del Estado, más en uno social de derecho como el nuestro combatir el mal o la infortunada situación de algunas personas; hay mucho por hacer y nadie dice o hace algo, hay una sociedad que representar y ante esto el gobierno no puede vendar sus ojos.

La educación es la herramienta para el crecimiento social; empero, para la utilización de la misma debe velarse por unas garantías mínimas, porque de lo contrario para quienes nos coadministran, es la razón de nuestro contrato social, es lo que exigimos como retribución por nuestros aportes, queremos crecer, pero para que ello ocurra en general se nos debe garantizar nuestra libertad y derecho de locomoción, libre y espontáneo, sin ser molestado en nuestra integridad.

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