22 de noviembre
Opinión

¿Quién nos amenaza?

Por Jorge Laporte

Los científicos aún no crean la máquina del tiempo, sin embargo hay quienes se empeñan en devolvernos al pasado. Cuando se creía que el problema en Valledupar era solo de hurtos callejeros (como ocurre en todas las ciudades del país y del mundo) reaparece el oscuro fantasma de las amenazas.

Corre el mes de abril y cuando todos debiéramos estar en modo Festival Vallenato, lo que nos ronda es una preocupación por saber quién carajos retrocedió en la historia y se dedicó a robarnos la paz con amenazas, que si bien no guardan la envergadura que aparentan, no dejan de ser amenazas.

El mes llevaba sus primeros días cuando los habitantes de las torres de ‘Nando Marín’, un complejo habitacional al suroccidente de la ciudad poblado en su mayoría por víctimas del conflicto armado, denunciaron que un panfleto circulaba por el sector, dictando que la muerte les llegaría a varios de sus vecinos.

La Policía desestimó el panfleto y le ordenó a la comunidad tener la calma en sus rostros y los panfletos en la basura. ¡Vaya, quién tiene calma cuando advierten que segarán su vida!

Los medios casi que terminaron de dar esa noticia cuando aparece otra similar: Panfleto amenazando a los corregidores de Guatapuría, Chemesquemena y Atánquez. Las autoridades policivas repitieron su dosis de ‘tranquilín’ un medicamento barato y sin fórmula médica.

El grupo amenazante, supuestamente, era el Eln y las razones expuestas en el papel advertían una posición de esas radicales de la izquierda ortodoxa (aunque quién de izquierda no es ortodoxo).

Quizás Herency Isabel Gutiérrez Barahona reportó en su noticiero del Sistema Cardenal los dos hechos anteriores, sin sospechar que días después, cuando abril cruzó la frontera de la quincena, la amenazada sería ella: varias llamadas recibió. Su interlocutor se mostraba preocupado y le advertía que atentaría en su contra, la integridad de los otros miembros de la emisora y hasta el mismo medio.

El hombre del acento no costeño le aseguraba con su voz de tenor que pertenece a la estructura de alias ‘Guacho’, que formaba en las filas del Eln y que junto a sus colegas del crimen estaba muy molesto por “tanta propagan contra el jefe”.

Estos tres casos tienen varias coincidencias que ya ustedes habrán notado: Se menciona al Eln, las autoridades piden calma y los amenazantes no son encontrados.

Que este sea el momento para decirle a la Fiscalía, a la Policía y a ‘Tuto’ Uhía que es necesario descubrir quién se toma la libertad de acabar con la libertad de otros bajo amenazas, una práctica tan vieja y rancia, pero que funciona.

Y que no se nos olvide la amenaza colectiva de la que fuimos víctimas cuando en uno de los íconos de la ciudad, en la Sirena de Hurtado, apareció una bandera del Eln, que hasta ahora ni pistas de quien tuvo la osadía de tocarle la barbilla a las autoridades.

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