23 de noviembre
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La eucaristía es el nuevo mana: Obispo de Valledupar

Cientos de feligreses de nuevo tuvieron la cita con el Santo Ecce Homo, el patrono de los vallenatos, en la iglesia La Concepción de Valledupar este lunes Santos. Allí se concentraron, algunos para dar gracias y otros para pedir favores, cuya celebración culminó con una multitudinaria procesión que partió desde la plaza Alfonso López.

En la homilía central, el obispo de Valledupar Oscar José Vélez Isaza hizo varias reflexiones sobre la celebración del santo patrono. Llamó la atención de la memoria que como cristiano se debe tener para recordar siempre el amor de Dios, “mirar a Jesús, el Santo Ecce Homo, o mirar a Jesús crucificado, contempla la prueba máxima del amor de Dios, evitar que la comodidad nos haga olvidar lo esencial, el amor de Dios, el recuerdo de las obras del Señor ha hecho siempre que su pueblo caminase por el desierto de la vida con más determinación”, dijo.

Durante la eucaristía, en la que hubo participación de reyes vallenatos cantándole a Jesús, el Obispo dijo además que el mundo de hoy  presenta muchas formas de alimentos, pero no todas vienen del Señor; “y que aparentemente satisfacen más, algunos se nutren con el dinero, otros con éxito y la vanidad, otros con el poder, la soberbia y el orgullo, pero el alimento que nos nutre es solo el que nos da el Señor, ese es distinto a los demás y tal vez no nos parezca tan gustoso como estos alimentos que ofrece el mundo”, dijo.

Insistió el Obispo en que “en la eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros, un amor tan grande que nos nutre de sí mismo, un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar sus propias fuerzas”.

Al finalizar, dejó el mensaje de que la eucaristía es el nuevo maná, “el Ecce Homo es hoy el cordero de Dios, que en la eucaristía es presentado para quitar el pecado del mundo. La eucaristía es el nuevo maná mediante el cual el Señor se nos da a sí mismo, a él dirigimos nuestra confianza, que se reavive nuestra memoria para recordar a qué precio fuimos rescatados del pecado y de la muerte”, puntualizó.

Las misas al Ecce Homo iniciaron desde las cuatro de la madrugada y se realizaron cada hora, hasta las cuatro de la tarde cuando se cumplió la procesión, después de una misa campal en la plaza Alfonso López. Gente de todas partes, atraídas y creyentes de sus milagros, llegaron a la ciudad a cumplir penitencias, realizar mandas, hacer nuevas  promesas a cambio de favores.

La leyenda del Ecce Homo

Según la leyenda, un día cualquiera llegó a Valledupar un hombre negro, que dijo ser artesano, pidió que lo dejaran encerrarse varios días en la antigua Catedral para crear una escultura, a cambio solo pidió agua y pan.

Pasado el tiempo, y al ver que el extraño no salía, el pueblo preocupado decidió entrar, al revisar, aquel artesano había desaparecido y solo encontraron la imagen, que desde entonces es Santo Ecce Homo.

Las creencias populares indican que el Ecce Homo suda, y los fieles lo secan con pañuelos, que luego se utilizan para curar enfermedades; también se dice que cuando está disgustado se pone tan pesado, que nadie puede sacarlo del templo.

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