27 de noviembre
General

Principales obstáculos profesionales que afectan a las mujeres colombianas

Los techos de cristal son barreras invisibles que tienen las mujeres en el ámbito laboral y que evitan el crecimiento profesional.
En la base de la pirámide laboral hay más mujeres que hombres, pero a medida que sube la escala jerárquica, disminuye la presencia femenina. Un reciente estudio de KPMG confirma que del 100% de las colombianas que están trabajando en el país, solo 7% puede ubicarse en una posición directiva.

Adicionalmente, la brecha salarial continúa siendo amplia. En promedio, en el tercer nivel de las organizaciones (subgerencias, jefaturas o equivalentes) se presentan una brecha salarial del 15,18% a favor del género masculino. En el segundo nivel (gerencias de áreas o equivalentes) la diferencia se incrementa hasta el 22,29%.

Según la firma de abogados Norton Rose Fulbright Colombia, se espera que para el año 2025 el 44% de las mujeres ocupen cargos directivos en el mundo.

El término “Techos de cristal” cada vez se hace más frecuente en los pasillos de las oficinas del mundo y hace referencia a una barrera invisible que se atraviesa en el crecimiento profesional de las mujeres para alcanzar cargos directivos.

Dichos techos están construidos y basados en las percepciones de los tomadores de decisiones para los cargos directivos, los cuales pueden ser creencias propias, sociales u organizacionales que perjudican a mujeres con capacidades y habilidades para ocupar altos cargos. Así mismo, en ocasiones las mujeres se auto imponen techos de cristal desconociendo su propio potencial, y obstaculizando sus caminos profesionales.

El principal techo de cristal es obtener un balance entre la vida personal y familiar. Las mujeres sienten que tienen una responsabilidad frente a su familia que les impide avanzar en el mundo profesional, en otras palabras, creen que deben escoger entre ascender en el mundo corporativo y ser madre o esposa. Todos estos estereotipos culturales que generan inseguridad y temor al momento de competir en el mercado laboral.

No obstante, lo anterior, es necesario recordar que las mujeres representan más de la mitad de la población mundial, además de ser un grupo comercialmente activo dentro del mercado, por lo cual deberían estar involucradas en la toma de decisiones.

Adicionalmente, está comprobado que las compañías que cuentan con mujeres en cargos directivos con poder decisorio tienen mejores resultados financieros. La diversidad de género en la administración de las compañías ofrece nuevas ideas y mejora la comunicación.

Las mujeres empresarias generan movilidad social ascendente, incorporando más rápidamente a otras mujeres en la fuerza laboral y agregando valor adicional a las cadenas de producción. Ellas ofrecen una perspectiva distinta del estilo de administración.

Finalmente, el liderazgo ejercido por hombres y mujeres, combinando las distintas características que identifican a cada género, se traduce en corporaciones más dinámicas y capaces de mantener equipos eficientes y unidos. Por Juan José Ordóñez – Boletín

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