Reflexiones sobre una tradición electoral
Por: Camilo A. Pinto Morón
@camilopintom
Los resultados de la Cámara de Representantes por el Departamento del Cesar, salvo el caso de Cristian José Moreno, no son una sorpresa. La mayoría de los cesarenses (400.369 de 776.634 habilitados para votar) se inclinaron por elegir como sus representantes a Alfredo ‘Ape’ Cuello, José Eliecer Salazar, Eloy Chichí Quintero y Cristian José Moreno, despreciando tajantemente a candidatos de opinión como Iván Murgas, Jaime Gonzales, Arturo Calderón y la lista del Partido Verde, que de una u otra forma simbolizan una especie de oxigenación política.
Los grandes perdedores, sin duda, fueron los partidos Liberal y Centro Democrático.
No fue suficiente con el trabajo corajudo de Arturo Calderón, se esperaba más de él y su lista, en especial de Iván Murgas. El Partido Liberal en el Cesar tiene que reinventarse, son muchos los golpes electorales que ha recibido sin poder levantar cabeza, urge un verdadero Nuevo Liberalismo que combata a las casas políticas que siempre se salen con las suyas, que haga sentir el voto de opinión con altura.
Aunque pensaba que era lo mismo, en el Cesar hay más uribismo que Centro Democrático. El partido es un fiasco total, a pesar de tener un excelente candidato como Jaime González, quien a mí parecer erró al irse hacia esas toldas, no logró conseguir una buena votación, no hubo unión, no hay partido, hay es caudillismo, muchos de sus copartidarios votaron por sus interés en el Cesar y por Álvaro Uribe.
La esperanza para quienes creemos en buenas y mejores prácticas de hacer y ejercer política en el Cesar está en Cristian José Moreno, quien tiene un pasado de malas alianzas, pero que hoy recibe la oportunidad para hacer las cosas diferentes.
En cuanto a presencia de cesarenses en el Senado tenemos a Didier Lobo, José Alfredo Gnecco y Antonio Sanguino, a excepción de este último, sucedió lo que se esperaba, la política de maquinarias se impuso. Por otro lado se le dijo no a un candidato como Sergio Araújo, que a pesar de que no estoy de acuerdo con él en muchas cosas, pensaría que hubiese sido un buen elemento en el capitolio nacional.
Lamentable que la mayoría de cesarenses sigamos en las mismas, bajo la disciplina electoral impuesta por las casas políticas de siempre, menospreciando el voto de opinión libre de toda politiquería, eso es lo que no nos ha permitido gozar de una democracia representativa de gran talla, eso es lo que nos tiene fregados. Una pena que, en vez de hacer ponderaciones sobre una trasformación política en el Cesar, cada cuatros años tengamos que hacer ‘Reflexiones sobre una tradición electoral’.