24 de noviembre
Deportes

Junior 1, Guaraní 0: ¡Casi que no entra!

El equipo paraguayo, en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en el partido de ida de la fase 3 de la Copa Libertadores.

 

Resultó más difícil de lo esperado. Una atajada aquí, un postazo allá, un desatino por derecha, falta de puntería por izquierda, una pierna infortunada, una estirada milagrosa. El arco del Guaraní parecía embrujado. El tiempo se extinguía y las angustia crecía. Junior atacaba por cielo y tierra y nada que llegaba el bendito gol, pero, como decían los comentaristas de antaño, tanto va el agua al cántaro hasta que por fin se rompe. Pase englobado y profundo de Teófilo Gutiérrez, recepción de Luis Díaz antes que el portero Víctor Centurión, la figura indiscutida del juego, volviera a atenazar el balón; cesión atrás y Yimmi Chará, con todo el cuadro paraguayo defendiéndose como gato boca arriba en su área, hizo lo que parecía imposible: perforar el blindaje visitante. Amague y disparo rasante que atravesó parte de la montonera de medias amarillas que respaldaban al guardameta.

¡¡¡¡Goooooooollll!!!! El grito de júbilo de la tribuna se había atragantado durante 80 minutos exactos. Fue el 1-0 definitivo. ¡Casi que no entra la pelota en la portería guaraní!

Junior no pudo descorchar el marcador en la primera etapa. Guaraní dispuso de un candado con cinco hombres en la zona posterior y reprimió la mayoría de intenciones ofensivas. Solo Teófilo Gutiérrez, en algunos ratos de inspiración, llegaba con la llave para descifrar el precavido planteamiento del rival.

Teo, que no logró conectarse tanto con Yimmi Chará, que aún no se encuentra en el alto nivel del año pasado, hizo algunos lujos innecesarios e improductivos que a veces molestan a algunos aficionados, pero pidió el balón y trató de brindar un poco de luz en medio de las sombras del equipo rojiblanco.

No había cambio de ritmo, sorpresa, velocidad. Junior circulaba la pelota, pero de forma cansina, insulsa, sin la suficiente brillantez y continuidad para desequilibrar y llevar mayor peligro. Tampoco lo permitía el rival, pero ‘El Tiburón’ era demasiado paciente y relajado.

Sin embargo, a pesar de sus lagunas y de algunas imprecisiones en la zaga que pusieron a temblar a la gente rojiblanca en la tribuna, Junior casi abre el marcador en la mejor combinación que se alcanzó a ver del ‘Chateo’. Centro de Chará y remate de Teo en las narices del arquero Víctor Centurión, que finalmente ahogó el grito de gol.

Centurión también reaccionó con acierto ante un cabezazo de Ruiz. Sebastián Viera no se quedó atrás y atajó con seguridad en las dos claras que tuvo el Guaraní en su operación de contragolpe y pesca de rebotes tras disputas de juego aéreo.

En el segundo período hubo un pellizco general en los dirigidos por Alexis Mendoza. Salieron con mayor determinación y agresividad en busca de la red adversaria. ‘El Tiburón’ dejó a un lado su pasividad y salió a devorarse a su rival, mucho más después de la expulsión de Pablo Velázquez por falta descalificadora contra Rafael Pérez.
Salida de laterales, centros, tocatas, movilidad y lucha de Ruiz, intentos de Teo, rebusques de Álvez, chispazos de Chará, habilidad de Díaz, coordinación de Cantillo. Junior era el amo del juego.

Ahí salió de nuevo al rescate de Guaraní el cancerbero Centurión. Voló y achicó de todas las formas posibles cuando Junior visitó de forma permanente su cabaña.

Mendoza arriesgó más y metió a Jonatan Álvez por Leonardo Pico y a Luis Díaz por Yony González. Díaz le dio oxígeno al ataque y ayudó a inclinar la cancha hacia el arco de Centurión. Sebastián Viera se convirtió en un espectador más. Guaraní se notaba feliz con el 1-0 y se esmeró por quemar todo el tiempo posible. El segundo período fue un monólogo que no se vio reflejado en el marcador, y es que la bola casi que no entra.

Tomado de elheraldo.com

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