Imprudencia, la mayor causa de que ocurran ahogamientos en el Guatapurí
El 2018 apenas comienza y ya son dos los bañistas que se han ahogado en el río Guatapurí. Cada año el afluente cobra vidas, en la mayoría de los casos, por imprudencia de quienes se lanzan de las gigantescas piedras o de los puentes ubicados en el balneario Hurtado, sector turístico de mayor concurrencia los fines de semana en la capital del Cesar.
Las tragedias se repiten mientras la comunidad señala que no existen en este sector servicio de salvavidas, tampoco señales suficientes que indiquen los sitios más peligrosos, y bajo este panorama, entre quienes desafían la corriente, unos de manera imprudente, otros desconociendo el río o por accidente, siguen sumando muertes.
Abraham Hormaza tiene más de 30 años como comerciante en el balneario Hurtado y, confiesa, que ya perdió la cuenta de las personas que han muerto a lo largo de este tiempo en el río y la situación es la misma. “Muchos se lanzan del puente de concreto, de las piedras grandes y hasta del antiguo puente colgante, sin percatarse que debajo hay rocas con las que, en la mayoría de los casos de muerte, los bañistas se han golpeado en la cabeza”, precisa.
El último caso se trata de un técnico electricista que perdió la vida al tirarse desde una piedra, golpeándose la cabeza con una roca que estaba bajo la superficie. Tras el impacto, según sus familiares, permaneció sumergido treinta minutos y, cuando pudo ser rescatado, ya era demasiado tarde. Johan Durán, de 36 años, había salido de paseo el domingo anterior con su esposa e hijos, luego de regresar de trabajar en Santa Marta, encontrando la muerte.
Unos 10 días antes, una menor de 15 años, residente en el barrio Divino Niño, también murió por inmersión cuando compartía con algunos amigos en el sector.
Hormaza señala que, cerca al monumento de La Sirena, hay cuevas en las profundidades que se ‘tragan’ los cadáveres. “No hay una señal y si las hubiera tampoco las respetarían, porque la gente desafía el peligro”, indicó.
“Los ahogamientos históricamente en esta zona del Guatapurí se han dado por imprudencia. Los bañistas prácticamente desafían la muerte tirándose al río, más cuando están bajo los efectos del alcohol y en horas de la noche o la madrugada. Es un verdadero peligro que parece no importarles”, precisó Abraham Hormaza.
SITIOS PELIGROSOS
Ignacio Andrade, otro comerciante en el balneario Hurtado, precisa que falta señalización en los sitios de mayor peligro, lo que hace que muchos bañistas, sin conocer, el río se lancen a las aguas sin precaución.
Al respecto, Hormaza indicó que los fines de semana se instalan brigadas de la Policía, Defensa Civil y Cruz Roja en el sector, pero están más para prevención. “Se presentan casos en que los agentes les advierten a los bañistas que no se lancen desde las partes altas, pero les salen con groserías cuando lo que tratan es evitar que se presenten estas tragedias”.
“Ahora han cogido la modalidad de lanzarse de un árbol cerca del monumento de la Sirena, lo cual es extremadamente peligroso porque en ese sector hay piedras y cuevas bajo el agua. También, entre los lugares de mayor riesgo, se encuentran el puente de concreto, la piedra del mirador del Pueblito Vallenato, las piedras gemelas y el antiguo puente colgante”.
“El llamado que hacemos, más que a las autoridades, es a las personas que visitan el balneario Hurtado, que tomen conciencia de los riesgos que representa tirarse, muchas veces sin conocer el río, o en estado de embriaguez, o por imprudencia. Además deben educar a sus hijos frente a esta situación para que más tarde no tengan que llorar, lamentarse y sentir la pena de perder un ser querido”, puntualizó.
Rolando Daconte, es un asiduo bañista del río Guatapurí, y coincide en que hay que conocerlo para poder lanzarse en los sitios precisos, y así, evitar impactarse con una piedra o quedar sumergido o atrapados en las cuevas que se forman bajo el agua. “El que no sabe corre el riesgo de morir, por eso sería muy importante que se colocaran señales de advertencia en estos puntos críticos”.
LAS TRAGEDIAS DE CADA AÑO
Hormaza y Andrade, dos de los comerciantes más antiguos en el sector del balneario Hurtado, dicen que no existen estadísticas concretas sobre el número de muertes que han ocurrido en el Guatapurí durante las últimas tres décadas. Sin embargo, aseguran que no ha pasado un año sin que se presenten estas tragedias.
En 2017, a comienzos de julio, el ecuatoriano Pedro Gavilanes, de 28 años, se convirtió en una víctima más. Fue arrastrado por la corriente cuando intentaba cruzarla. Su cuerpo fue encontrado varias horas después, a 17 metros de profundidad, en el sector del puente. Al parecer este hombre, que se ganaba la vida como malabarista en los semáforos de Valledupar, resbaló en una piedra, cayendo al agua que lo arrastró y luego se hundió sin que lograra a salir a flote.
A mediados de septiembre, un hincha del Valledupar Fútbol Club también murió en el río Guatapurí, tras lanzarse al agua desde el antiguo puente colgante. Integrantes del Cuerpo de Bomberos de Valledupar, de la Defensa Civil, de la Oficina de Gestión del Riesgo y de la Cruz Roja se trasladaron al lugar del incidente y, luego de un barrido río abajo en el sector de Playa Maravilla, rescataron el cuerpo del joven identificado como John Jairo Barbosa Guevara. Y así, cada año en el Guatapurí, más que todo por imprudencia de los bañistas, este río termina tragándose varias vidas en Valledupar.
REFUERZAN CAMPAÑAS DE PREVENCIÓN
Omar Quintero, enlace de la Oficina de Gestión del Riesgo de Desastres Municipal, dijo que se reforzarán las campañas de prevención y de sensibilización a propios y turistas para advertirles sobre el peligro, evitando así, que se siga utilizando el balneario en forma indebida.
Precisó que “los ahogamientos se presentan más por imprudencia. Señales hay, se han hecho campañas durante todo el año. Tenemos instalada, durante todos los fines de semana, una brigada con los organismos de socorro y estamos atentos a cualquier novedad, pero lastimosamente se presentan actos de irresponsabilidad por parte de algunos bañistas”. Miguel Barrios/EH