23 de noviembre
General

¡Chuni Palmera Guerra, Inolvidable!

Cuando un amigo se enferma todos sentimos su dolor. Un amigo es uno mismo en otra piel. Es que los amigos no se compran en los supermercados, se pagan en cuotas largas de afectos que suman un montón de recuerdos difíciles de deshacer, cuando tratas de olvidarlos, que es nunca,  aparece otro tal vez mejor y así por días semanas, meses, años.

Apenas ayer, riéndose en los pueblos guajiros, donde aprendieron a quererlo rápido, anteayer contando una  broma junto a Freyle, cuando le prendieron el afro a su compañero de bachillerato en el Instpecam William Rosado, en el taller de fundición. Recordar, como algún profesor antes de entrar al curso lo sacaba del salón por hablador, así estuviera mudo. Palmera pa fuera! Era su saludo.

O el Padre Becerra  siempre  pasando  lista, al llegar a la P de Palmera entonaba un cántico religioso que sus compañeros se la amontaban al salir  a recreo. Allí los conocí, Rosado por antojos de la vida somos colegas de vida y periodismo,  y Palmera, no sé porque antojos, ni de quien, fuimos abogados juntos.   Luego llegaron las historias, los cuentos, los lugares, las mentiras que todos sabemos que son mentiras, en fin una suma de aprecios que al final son la vida.

Hoy  Chuni Palmera se fue entre las nubes,  nos dejó sus mejores recuerdos, son tantos que la nostalgia nos arrebata cada frase. El cielo sabe que tiene un nuevo hermano, pero la tierra reclama, que otros hermanos esperan encontrarlo en el mismo lugar, para la misma historia interminable de cómo se quieren los hermanos de padres distintos. Y como somos de inútiles para olvidar. De cómo se eternizan en cada poro, en cada pedazo del alma, en cada sonrisa. Aprender a decir adiós, como nos cuesta…

Adiós hermano querido, bien sabes cuánto te quisimos y cuanto nos quisiste. El cielo podía esperar, pero fue impaciente…

Por: Edgardo Mendoza

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