23 de noviembre
General

Cesar deja atrás el drama del secuestro

Entre 1970 y 2010, en el Cesar fueron secuestradas 2.621 personas, según un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica y la firma Cifras y Conceptos. Las estadísticas reflejan la más cruenta historia de un delito que golpeó tanto a este departamento, que sus habitantes vivieron por mucho tiempo en zozobra, al punto de estar ‘presos’ en sus propias casas.

Familias casi completas fueron secuestradas, como el caso de los Ochoa.

“No se atrevía uno ni a salir, ni siquiera ir de vacaciones o visitar a la familia, porque en cualquier momento caía en una ‘pesca milagrosa’ –estrategia de la guerrilla de montar retenes en las carreteras para ‘cazar’ víctimas–, y de ahí a engrosar la lista de secuestrados”, dijo el empresario agrícola, Roberto Lacouture, quien permaneció en cautiverio 87 días en poder de las Farc.

El secuestro se convirtió en el ‘cuco’ de los vallenatos, las fincas llegaron a ser administradas a ‘control remoto’ por miedo a ser otra ‘presa’ más de los grupos al margen de la ley, que entre guerrilleros y paramilitares, en la época más crucial del conflicto, fueron los mayores victimarios en este territorio, seguidos minoritariamente por bandas organizadas de delincuentes comunes.

Familias casi completas fueron secuestradas, como el caso de los Ochoa. El ex alcalde de Valledupar Elías Ochoa Daza y sus tres hermanos, Víctor, Eliécer y José María Ochoa, fueron de los cientos de secuestrados en el Cesar.

“Lo peor que le puede pasar a una persona, después de la muerte, es el secuestro”, dice Ochoa, quien fue plagiado junto con su hermano mayor, Eliécer, por el frente 41 de las Farc el 22 de abril de 1998, cuando visitaban una finca de su familia en el municipio de El Paso, al centro del Cesar.

El 28 de noviembre de ese mismo año, un mes después que liberaran a Elías, el frente 6 de Diciembre del ELN secuestró en la vía Valledupar-Río Seco a Víctor Ochoa, el tercer hermano, que en la incursión de abril había logrado escapar de las Farc, tras ser avisado por un escolta que la guerrilla se había metido a la finca. Fue liberado el 28 de junio de 1999, luego de que su familia hiciera un pago millonario.

En vísperas de Semana Santa del año 2000 el turno fue para José María, el hermano menor de los Ochoa, hecho cautivo por el mismo frente 6 de diciembre del ELN; fue liberado en junio de ese año; pero el drama no paro ahí para esta familia, el 13 de enero de 2.002, Víctor Ochoa, volvió a ser secuestrado, en esa ocasión, por el Bloque Norte de las Autodefensas, al mando de ‘Jorge 40’.

Cifras oficiales revelan que en la décadas de los setenta, ochenta y noventa, en Valledupar fueron cometidos 737 secuestros. Y a comienzos del 2000, un total de 348 en Aguachica, 229 en Curumaní y 126 en Pelaya. Los principales autores fueron las Farc y el ELN.

Sombra del pasado

Aunque es imposible borrar todo lo que sucedió en el conflicto; y más cuando precisamente existen procesos de memoria histórica en busca de verdad, justicia y reparación; con la desmovilización de los paramilitares en el Cesar, en 2006; y de la disminución del accionar de la subversión, tras la ofensiva de las Fuerzas Militares a partir del año 2000, las cifras comenzaron a bajar, luego vinieron los diálogos de paz con las Farc, y ahora prácticamente este delito que tanto afectó a los lugareños no es más que una ‘sombra’ del pasado, un mal recuerdo.

Para 2014, solo se contabilizaban en este departamento cuatro secuestrados, de las más de 2.600 víctimas que tuvo en un lapso de cuatro décadas.

En dos de los casos de secuestro en los últimos tres años, las víctimas terminaron muertas en cautiverio. El primero de ellos, Javier Enrique Alvernia, de 41 años, hecho cautivo por el ELN el 17 en enero de 2014 cuando visitaba una finca de su propiedad en el municipio de Curumaní. Era insulinodependiente, y al parecer falleció a los pocos días del hecho por no contar con los medicamentos.

El segundo caso ocurrió el 19 de diciembre de 2015, cuando fue secuestrado el comerciante Ananías Peñuela Gelvis, de 40 años, por hombres armados, cuando se dirigía a su casa en Valledupar, y por quien sus captores exigían $5.000 millones. Meses después sus restos fueron encontrados en una fosa en el corregimiento Valencia de Jesús, en jurisdicción de este municipio.

En 2016 se presentaron cuatro casos, y este año se registraron dos retenciones cuyas víctimas fueron liberadas por presión de la fuerza pública. El mayor Jaime Ortiz, comandante del Gaula de la Policía en el Cesar, sostuvo que “el secuestro en este departamento registra una disminución significativa, la tranquilidad de los ciudadanos han mejorado, pese a que este departamento tiene una posición geográfica muy complicada con nuestros vecinos como Norte de Santander que por su topografía ha tenido una influencia predominante de grupos ilegales como el ELN y la banda Los Pelusos, que están delinquiendo en este sector; y por el norte, La Guajira, que también tiene una afectación no solo en casos de secuestro, sino de extorsión, lo que impacta la percepción sobre esos delitos en este departamento”. Miguel Barrios/ElHeraldo.

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